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sábado, 13 de marzo de 2010

Reportaje sobre asociaciones cannábicas

El pasado día 8 de marzo, Lluís Chamorro, estudiante de periodismo, se puso en contacto con nosotros solicitando nuestra colaboración para un reportaje que estaba preparando.
Nos envió un cuestionario con preguntas tanto para los fundadores como para los socios.
Después de enviarle las respuestas, aquí teneis el resultado:

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Brecha cannábica a la prohibición


Las asociaciones de consumidores de cannabis crean una alternativa al mercado negro y plantean soluciones a una legalización controlada. Estas piden una normalización de la ley actual, muy ambigua e insegura para los consumidores.

Además, sus socios pueden obtener productos de calidad todo el año a un precio bajo y apoyo legal en caso de problemas con la ley, hechos que las diferencia de las mafias. A la vez, son una alternativa para los enfermos, que pueden paliar los males con marihuana.

El pasado mes de febrero se celebró la séptima edición del Spannabis, una feria que engloba todo el mundo cannábico de países del mundo entero. Esta feria es un punto de encuentro para varios Growshops, tiendas dedicadas a este sector, empresas de fertilizantes y semillas y asociaciones de consumidores y cultivadores de esta planta.

El Spannabis, junto con estas asociaciones, lucha por la normalización y legalización de este mercado en crecimiento. Las asociaciones, por su parte, crean alternativas para que sus socios puedan acceder al producto legalmente, y puedan evitar el mercado negro.

Para introducirse brevemente en esta materia, se ha visitado el growshop, Kanna-Ra de Barcelona, donde su propietario, Pedro Grado de 51 años, nos ha hablado de las ambigüedades que existen en el mundo del cannabis. El tendero nos explica que, pese a la ilegalidad de la marihuana, "no tuvo problemas a la hora de abrir la tienda", porque "todo lo que se vende es legal", incluso "las semillas, que se venden como artículo de coleccionismo". Los clientes más habituales son "jóvenes, aunque, un 10% son personas mayores que compran para uso terapéutico". Estos últimos llegan a la tienda "muy perdidos", normalmente "recomendados por médicos". Una vez allí, estos clientes, "asustados" por la palabra marihuana, piden consejo.

Actualmente en Cataluña, existen 3 asociaciones de consumidores de cannabis federadas en la FAC (Federación de Asociaciones Cannabicas) y algunas otras que, a pesar de no estarlo, son legales. Para conocer mejor el mundo que las rodea hemos hablado con 1 federada, El Panchi, de Terrassa, y 2 que no lo están, la MaWeed, de Barcelona, y Hempordà, de Bàscara. Los presidentes de las tres asociaciones coinciden en que desde que abrieron, nunca han tenido "ningún problema legal", excepto en Hempordà donde Andreu, presidente de la asociación, explica que al principio les "tiraban los estatutos atrás, pero una vez corregidos los aceptaron”, además, subraya que, pese a hablar con el alcalde de Bàscara y pedirle que "comunicara su presencia a los mossos para hablar con el jefe de la zona", estos "aún no han llamado".

David, francés de 42 años y presidente de la MaWeed, explica que montaron la asociación aquí porque en Francia es impensable y cree que es "el futuro del cannabis" suponiendo "la muerte del mercado negro", además cree que es "bueno para los consumidores", ya que así, "no molestan a otra gente". Andreu, de Hemporda, en cambio explica que decidieron montar la asociación, en parte, porque tenían "conocidos que utilizaban el cannabis para soportar mejor su enfermedad y tenían que recurrir al mercado negro con los riesgos que conlleva". Estos consumidores terapéuticos ahora son un 40% de sus socios.

Las tres asociaciones utilizan el mismo método para conseguir la marihuana. Todas ellas tienen un cultivo "colectivo" entre los asociados, del que se encarga uno de los socios, "ayudando a la creación de puestos de trabajo", tal y como dice Andrés, de Hempordà. En especial, la MaWeed tienen un cultivo interior dentro del local, con focos especializados, lo que les protege de la ley que marca la legalidad de consumo en el mismo lugar donde se ha cultivado la planta.

Ismael Sunyer, presidente de El Panchi, nos explica la manera para poder ser socio de estas asociaciones, que es lo mismo en las 3: Podemos distinguir dos socios, "el general", que "forma parte del cultivo colectivo, debe abonar la cuota anual y debe estar avalado por otro socio", para evitar "personas conflictivas", como dice Andrés, de Hempordà, y "el terapéutico”, que sólo hace falta que pague la cuota anual y el precio de lo que se lleve, además de acreditar con un documento médico su enfermedad, para la que "el cannabis podría tener un efecto paliativo". Además, en El Panchi existe otro socio llamado "simpatizante", que es el que sólo "quiere apoyar la causa y no paga cuota, ni se puede llevar marihuana a casa".

Cuando tratamos las ventajas que ofrece formar parte de una asociación todos los socios con los que hemos hablado tienen claro que lo más importante es la "la calidad del producto" que se puede consumir y "la tranquilidad por la legalidad de la asociación", siendo así "usuarios" en lugar de "delincuentes".

Aparte, un socio del Panchi, Miguel Vara, de 27 años, subraya la "claridad y transparencia" de esta asociación, ya que conoce "la procedencia y elaboración del producto" y puede "elegir el más adecuado" a sus expectativas. Aparte, este señala que la asociación "culturiza en aspectos legales" a los socios para que estos "puedan respetar las leyes".

A la hora de hablar de la legalización, las asociaciones tienen sus diferencias: En primer lugar, la asociación El Panchi cree que "el primer punto a debatir no es la legalidad", sino la "regulación para acabar con la actual situación", ya que "la ley no establece, claramente, las cantidades que se puede llevar encima o las plantas que se pueden tener en casa sin cometer ningún delito". En segundo lugar, Hempordà cree que se debe utilizar "el mismo método que con el alcohol o el tabaco, con limitaciones de edad, impuestos por el estado y la posibilidad de conseguir un consejo regulador del producto los productores que cultiven sin productos químicos". Por último, el presidente de la MaWeed, David, de 42 años, cree que el primer paso son las asociaciones, ya que, "a diferencia de los Coffee Shop de Holanda", ellos sólo venden "a socios del país, evitando así el tráfico".

Estas asociaciones, también garantizan "una protección" por los socios. Los presidentes de Hemporà y El Panchi explican que "si la policía requisa la marihuana" a uno de sus socios, "la asociación la devuelve” y el abogado de esta “recurre la multa". Debido a la "ambigüedad de la ley", existen teorías diferentes, como la del presidente de la MaWeed que dice que "los socios no pueden tener ningún problema con la ley" por que estos "disponen de un carné de socio".

Cuando hablamos de diferencias contra el mercado negro, las 3 asociaciones están de acuerdo con David, de la MaWeed, que dice que lo que los diferencia es "la calidad y el precio del producto" añadiendo que "los socios pueden estar seguros de comprar todo el año al mismo precio". Además, Andreu, de Hempordà añade que sus socios pueden "conseguir hierba de calidad, sin químicos y conociendo las peculiaridades de cada variedad", "mejor ventaja para un socio de uso terapéutico".

Aparte, Hempordà organiza actividades para los socios como "talleres de auto cultivo, cursos de cocina cannábica, charlas, debates, conferencias, fiestas y catas de diferentes variedades", lo que no encontramos en ninguna de las otras dos asociaciones.

El tema está sobre la mesa. Según un estudio del 2006 del Ministerio de sanidad y política social, el consumo de cannabis en el estado español, no ha parado de crecer desde los años 90 y, casi un 50% de la población consume habitualmente o ha consumido alguna vez marihuana. Debería plantearse la normalización de las asociaciones, ya que pueden ser la solución a la legalización o normalización de la marihuana y la muerte definitiva del mercado negro. Tal y como dice Andrés, de Hempordà, "se ha demostrado que el método prohibicionista y de desinformación no baja el índice de consumo entre los menores, aumenta las mafias y se les niega a los enfermos el derecho a sentirse mejor".

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Pues ahí queda eso.


Saludos!

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