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sábado, 8 de mayo de 2010

Todo sea por nuestra seguridad...

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Por fin la jornada laboral ha terminado por hoy. Son las ocho y media de la tarde y te dispones a recoger la cocina mientras tu mujer acuesta a vuestro hijo de siete años. Como siempre, tu pequeño corgi juega a tu alrededor y tu pitbull descansa cerca de la entrada. Aún recuerdas el primer día que llegaron a casa y sonríes para tus adentros.

De repente llaman a la puerta, una voz autoritaria exige que le abras la puerta a la policía.


¿Policía? ¿En mi casa?


Mientras flipas e intentas entender que está pasando exactamente oyes un golpe seco en la entrada de tu hogar. No sabes el qué, pero una pequeña alarma en tu interior te dice que algo va mal. Muy mal.


Sin opción a nada más, unos hombres de negro, uniformados, fuertemente armados y que no dejan de gritar y dar ordenes (¿policías? ¿militares? ¿los geos?) te arrojan al suelo con violencia.


Sin poder hacer nada escuchas ladrar a tus perros, tan sorprendidos como tú ante presencias extrañas. Y de pronto un ¡bang!. Uno de tus perros ya no ladra. ¡Mierda! Otro ¡bang! Tú corgi, el pequeño de la casa, llora desconsolado por el dolor. Pero no puedes hacer nada, por que dos agentes te inmovilizan.


Por el rabillo del ojo ves pasar a tu mujer y a tu hijo escoltados por los invasores.

¡Joder! ¡Joder!

Mientras te debates entre el paroxismo, la incomprensión, el terror y la impotencia, se te informa de que el cuerpo especial de la policía tiene información que asegura que eres un traficante de marihuana.

Tras el registro, solo son capaces de encontrar un grinder, una pipa y un poco de marihuana.

Para los agentes la conclusión es clara. El hecho de no haber encontrado cantidades de cannabis dignas de un traficante (y del despliegue de la S.W.A.T) solo indica que estos han llegado ANTES que la mercancía.

Tu pitbull muerto encharcando el suelo con su sangre, el pequeño corgi galés malherido, tu hijo llorando, intentando asimilar una historia que tardará bastante tiempo en comprender, tu mujer histérica y tu propia frustración son solo el precio a pagar por la supuesta seguridad que propugnan nuestros ¿líderes?.

Esta triste noticia, que solo habla de los abusos y atropellos cometidos “en nombre de la ley”, tal vez no habría tenido más transcendencia y habría pasado a ocupar la larga lista de errores “anti-droga” cometidos por los diferentes gobiernos. Pero por suerte para todos alguien ha filtrado el vídeo de la operación y la opinión pública de Columbia, donde sucedieron los hechos, puede por fin enterarse de que tácticas emplea su policía para “librarlos” de las drogas.


Es evidente que, para el niño, es mucho más peligroso que su padre se pueda fumar una pipa de María de vez en cuando que el hecho de que un grupo de agentes de la S.W.A.T. entre en su casa gritando y disparando a diestro y siniestro en mitad de la noche.


Muchas gracias a Al Rico Cannabis por la información.
Fuente (en inglés): AQUÍ

Saludos.

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